jueves, junio 21, 2007

Tripas fuera!

Centro George Pompidou. París. Renzo Piano + Richard Rogers.




Al pensar en este edificio, lo primero que recuerdo, es la sensación que tuve, al visitarlo, me cuesta describirla, pero era algo así, como sentirte dentro de él incluso estando en la calle, al llegar a la gran plaza delantera, te recibe, te abraza, te hace parte de él, una vez pisas la plaza, ya te sientes dentro…Creando así un límite intangible.


Este espacio público, recuerda en gran parte a las agoras griegas, centros culturales, comerciales y políticos. Si tuviese que destacar algo posiblemente, destacaría eso, el ambiente, la atmosfera que se crea alrededor de este edificio, grupos de gente hablando, esperando, sentados en el suelo, descansando, viendo el espectáculo de algunos de los saltimbanquis que por allí andan…


El interior
Una vez entras dentro del edificio, lo primero que llama la atención, las grandes luces que salva, el esfuerzo por sacar todo fuera, tripas fuera! Y así conseguir este gran espacio contenedor, en este caso de obras de arte.



Si tuviese que describir este edificio con las mínimas palabras posibles diría eso, que es un edificio que trata de sacar todas sus instalaciones fuera, para liberar un espacio interior contenedor; y respecto a lo que aporta, desde mi punto de vista, creo que la aportación que hace, es llegar a sacar todo fuera, desprendiéndose incluso de la escalera, que recorre la fachada cual gusano, y desde la cual se ven unas maravillosas vistas de la ciudad.






Como curiosidad, destacar, que las instalaciones están vistas en todo el museo, pero que para que no distorsionen, ni afecten a la visión de las obras de arte expuestas, delante de las mismas, hay un pequeño retranqueo con un falso techo y la iluminación adecuada, que las esconde.



Finalmente no quiero dejar de hablar de este edificio sin poner esta fotografía que aunque, no dice tanto del edificio en si, de alguna manera, cuenta muchas de las cosas, que me impresionaron de este viaje.

3 comentarios:

Rafa Guillem dijo...

Creo que por mi naturaleza, no puedo evitar hacer un comentario sobre la fotografia y las impresiones. Pienso que mi impresión sobre la fotografia es totalmente opuesta a la de la persona que la ha tomado. Para mi la fotografia me transmite una sensación de soledad, al no haver nadie en un lugar totalmente preparado para lo contrario, pero que puede interpretarse tb como un lugar atemporal, donde no importan las personas y donde las mesas resaltan ese ambiente turístico, como lugar a viajar como que la gente quiere conocer. un lugar desde donde observar esa postal que se refleja en los cristales, esa postal de Paris con la Torre Eiffel. Pero de nuevo, la luz del ocaso me remite a esa sensación de soledad, de algo que termina y que va a desaparecer, y la fotografia no invita a que ese final sea el inicio de algo nuevo.
Podria continuar hablando de la foto, pero las impresiones iniciales son las expuestas, por eso dudo que coincidan con las de la autora que considera la foto como parte de su viaje o lo que sintió en ese viaje, pero desde luego, si que es sugerente la foto.

Rebeca dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rebeca dijo...

Al terminar el último sorbo de un delicioso cafe au lait, y dirigirme con la mente en blanco hacía aquel artefacto, oh! De repente me volví pequeña, era pequeñita, y acababa de entrar en un lugar mágico, dónde había malabaristas, magos, pintores, charlatanes y muchos más saltimbanquis revoloteando la plaza.
Decidí entrar a aquella gran máquina, que tenia delante de mis ojos y después de observar todo lo que contenía aquel gran espacio hueco, un gran gusano, nos atrapó y nos llevó con él, recorriendo la fachada y mostrándonos así las mejores vistas de aquella gran ciudad luminosa, que bonita se veía desde las alturas…Pero, cuando el gusano se cansó y decidió estacionarse, encima del lomo de aquel gran artilugio, vi un pequeño rinconcito, triste, desolado, mojado y frío.
Mientras, pensaba con nostalgia que pronto volveríamos a casa viendo el reflejo en los ojos del artefacto la Torre Eiffel reflejada…se habrá enamorado de ella? Y en ese mismo instante, me di cuenta de que algo se movía, que pasaba? Oh! Eran los capuchinos, que se estaban despertando, para empezar su jornada de trabajo, ellos eran quien se encargaban de que todo estuviese preparado cada día y trabajaban duro todas las noches, para que los miles de visitantes que allí peregrinaban día a día, disfrutarán de su estancia en el museo.